Coyolxauhqui A 45 años de su descubrimiento
Han pasado 45 años desde que la espectacular diosa Coyolxauhqui, señora de la noche, emergiera del subsuelo al mundo moderno. Tuvieron que pasar siglos para que los ojos humanos pudieran admirar las sugerentes formas de esta diosa vencida. Personaje fundamental del mito que daba cuenta del triunfo del sol y de su reinado de la luz y el calor por sobre las tinieblas y la frialdad.
Sólo alguien como Eduardo Matos podría asegurar que este hallazgo tuviera continuidad y estructura en el tiempo. Su claridad en la investigación de esta cultura en la que se había interesado desde años antes, así como el dominio en las labores arqueológicas y su experiencia en otros puestos administrativos, le permitieron generar un proyecto que requirió poco tiempo para volverse ícono de la arqueología moderna mexicana. Tal como se le ha calificado por instituciones y destacados investigadores, tanto nacionales como internacionales.
El esfuerzo por ampliar el lugar del hallazgo permitiría que poco a poco fueran apareciendo los restos del principal templo de los mexicas. La importancia de este trabajo radicó en que había sobrevivido pocos rastros de Tenochtitlan, ciudad que maravilló a propios y extraños durante su época de esplendor. A diferencia de otros sitios arqueológicos que han tenido mejor fortuna. en Tenochtitlan se libró una cruenta batalla y un periodo de opresión colonial que tuvo especial interés en desmantelar los edificios religiosos nahuas. Así, para antes de 1978 había pocos restos sobrevivientes de la arquitectura mexica que estuvieran a la vista de los interesados en el pasado prehispánico.
En 1914 Manuel Gamio había detectado la esquina de un templo que propuso podría tratarse del Templo Mayor, sin embargo, no contaba con la evidencia suficiente para demostrarlo. En 1978, la esquina pronto se incorporó a las excavaciones de Coyolxauhqui, y meses después se demostraría que formaban parte del mismo edificio y que, con el hallazgo de las capillas dobles de la Etapa II, se trataba efectivamente del Templo Mayor o Huei Teocalli en náhuatl.