Cinco siglos de identidad cultural viva. Camino Real de Tierra Adentro. Patrimonio de la humanidad
Una de las más extraordinarias hazañas de nuestra historia y, bien podría decirse como aportación a la historia de la humanidad, fue el desarrollo del Camino Real de Tierra Adentro en el siglo XVI; esta fluctuante vía de comunicación hizo posible el traslado, el asentamiento y la migración de personas, tradiciones y mercancías desde la Ciudad de México hasta Santa Fe de Nuevo México (entonces, parte de la Nueva España y, hoy, de Estados Unidos), con más de dos mil 600 kilómetros cuyo recorrido tomaba seis meses de ida y otros tantos de regreso. El término Tierra Adentro se refería a las tierras alejadas de la costa que, por ser completamente desconocidas para los conquistadores españoles, eran riesgosas -para los indígenas bastante conocidas, las habían transitado por centurias y formaban parte de su historia y de sus mitos-, sobre todo en el norte o septentrión donde se encontraban belicosos grupos nómadas, zona de enorme extensión comprendida entre la Sierra Madre Oriental y la Sierra Madre Occidental, donde se cruzaban ambientes naturales que iban desde fértiles valles y planicies hasta las regiones semiáridas y desérticas. Por contraste, Tierra Afuera era lo seguro, lo conocido: la región donde se localizaba la Ciudad de México, el altiplano central y el rumbo a la costa que va camino a España. También se iba a, o se venía de, Mar en Fuera cuando se cruzaba el océano en uno u otro sentido: de América a Europa o viceversa. El Camino Real de Tierra Adentro, también conocido como Camino de la Plata, a partir de la Ciudad de México, cruza por el Estado de México, Hidalgo, Querétaro, Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí, Coahuila, Durango y Chihuahua en territorio mexicano, y, más allá del río Bravo, se prolonga por Nuevo México hasta Sant Fe y Taos. La riqueza patrimonial de los territorios atravesados por el Camino Real de Tierra Adentro es mayor al considerar los testimonios materiales de los antiguos grupos indígenas que poblaban la tierra ignota mucho antes de la presencia europea. El Camino Real de Tierra Adentro, además fue un crisol de razas que originó formas de vida e instituciones sociales que persisten hasta el presente. En este escenario, hay que considerar la presencia de grupos indígenas que conservan su lengua original y testimonial la variedad del mosaico cultural del centro y el norte de México.