De sus ojos depende mi vida. Diario anónimo, 1869
Nunca supuso el autor de este diario amoroso, escrito en algún Sitio de la, provincia mexicana en pleno, siglo XIX, que sus letras serían estimadas a más de un siglo de distancia como un valioso testimonio. Testimonio del que habitó, por algunos meses, la "ciudad de los amantes" y pudo afirmar que su vida dependía de los ojos de su amada, y supo cómo los celos hacen hervir la sangre. Se le puede imaginar cada noche, dichoso o desgraciado, siempre febril, en la intimidad de la penumbra y el silencio. Su pasión lo apremia. Necesita decirse a sí mismo que de la mañana a la noche la ha seguido como una sombra por calles y paseos, que su día se resume en buscarla, en esperarla, sólo para que lo mire. Sin proponérselo, recrea así escenarios y costumbres de otro lugar y otro tiempo respecto de los cuales, lo sepamos o no, transcurre nuestra propia existencia.