Los pueblos indígenas de la Huasteca y el semidesierto Queretano Atlas Etnográfico
El noreste de México es, sin duda, la porción del país que alberga a menos población indígena. Entidades como Nuevo León o Tamaulipas se reputan como estados de la federación sin componente nativo, salvo por los migrantes que se han avecindado por generaciones en los centros urbanos y unidades productivas rurales dependientes del trabajo estacional o permanente. Y, al margen de las sospechosas coartadas ideológicas que moldean este parecer, es posible admitir que algo hay de cierto en ello: desde hace más de un siglo, los grupos originarios de esta parte del país fueron exterminados, desplazados o absorbidos por la cultura criollo-mestiza hegemónica. De este modo, a diferencia del noreste, donde el componente aborigen mantiene hasta la fecha una presencia y un volumen demográfico considerable, aquí la multiculturalidad es un rasgo virtualmente ausente.