El antiguo Museo Etnográfico La confluencia del pasado y presente indígenas
Siempre es grato realizar estudios sobre la historia de la propia disciplina. En sus resultados alcanzamos a identificar las vocaciones originales que, en su momento, promovieron determinadas acciones. También se pueden reconocer los actores sociales que moldearon su faz en los primeros años, sus tropiezos y aciertos, las improvisaciones que ocurren siempre en los momentos germinales de las ciencias y que aclaran algunas situaciones que, a final de cuentas, le dan el tinte característico a la forma en que llegan a nuestro presente. En el marco del 80 aniversario de nuestro instituto, la tarea que decidimos emprender se concentró en la investigación de nuestro inmediato antecesor: el Museo Etnográfico. Sirva este documento para dejar prueba de una exposición que, en el marco de una década más de vida del Instituto Nacional de Antropología e Historia, se enfoca en los orígenes de la vocación museística y didáctica de un sitio de valor excepcional, cuya apertura al público la debemos a la atinada visión de Manuel Gamio, quien decidió que se habilitara para que propios y extraños conocieron el lugar en el que “ocurrió la heroica defensa de Tenochtitlan”. Espacio donde años después la etnografía se haría presente para reivindicar la belleza y el valor ancestral de las tradiciones indígenas actuales. De esa forma, la historia del Museo Etnográfico nos invita a considerar que el esfuerzo por preservar, comprender, respetar y aprender de la diversidad cultural siempre nos llevará por el camino correcto.