
El Palacio Imperial de Chapultepec: La casa de Maximiliano y Carlota
Si el sueño de la razón produce monstruos, el mal sueño de la historia devuelve pesadillas. El costo personal suele ser trágico. El mediodía del siglo XIX se cargó de soñadores y ensoñaciones: liberales y conservadores, republicanos y monarquistas, todos, hombres y mujeres, pagarían muy alto sus proyecciones de un México políticamente estable. Fabularon, y en ello les fue la vida, la estabilidad emocional y el devenir del México que desearon, su México imaginado. Pero también marcaron el destino político del país, su andar hacia eso que hemos llamado “modernidad”.