Biblioteca Nacional de Antropología e Historia "Dr. Eusebio Dávalos Hurtado" Retrospectiva histórica
Biblioteca y Museo: un binomio de Añeja tradición
Cuando leemos sobre la historia del libro, es casi seguro que el nombre de la célebre biblioteca de Alejandría se interponga en nuestro camino, y esta vez no será la excepción. Y no es que a lo largo de estas páginas deseemos reconstruir una interminable línea del tiempo que hermane a este famoso repositorio con nuestra querida Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH); para ello, habríamos de hablar también de la historia del libro, de las tablillas de arcilla mesopotámicas, de los papiros egipcios o de los pergaminos, en cuyo nombre se eternizó para siempre la ciudad de Pérgamo, lugar donde según cuenta la tradición, se popularizaron como soporte escriptóreo. Definitivamente no es esa la intención. Nuestro objetivo simplemente es señalar que el edificio de Alejandría no era una biblioteca per se, si no que formaba parte de un complejo denominado Museion o Museo, cuya principal función fue la de ejercer como un establecimiento generador de investigación y de conocimiento.
Este centro cultural griego se desarrolló durante el siglo III antes de Cristo en la ciudad de Alejandría, junto al mar Mediterráneo, en parte del territorio que actualmente conocemos como Egipto. Su fundación suele atribuirse a Ptolomeo I y a Demetrio de Falero pero, según lo refieren los estudiosos del pasado helénico, fue Ptolomeo II quien lo llevó a su máximo esplendor. Ambos gobernantes se asumieron como herederos del legado de Alejandro Magno y, en función de ello invirtieron un fuerte capital destinado a solventar económicamente al también nombrado ‘instituto de investigación ptolemaico’.