El movimiento antichino en México (1871-1934) Problemas del racismo y del nacionalismo durante la Revolución Mexicana
El estereotipo sobre el ser chino, objeto de este estudio, surge históricamente de la confrontación del imperio chino con las naciones europeas durante el siglo XVI. La imagen de China como una nación inmóvil, atrasada y refractaria a los valores de la cristianidad se difundió por todo el mundo y adquirió credibilidad en la obra de reconocidos pensadores europeos: los católicos ibéricos, Hegel, y los positivistas franceses, entre otros. Así se consolidó una imagen perdurable que presentaba a China como el prototipo de una civilización degenerada, viciosa y atrasada. En el México de la década de los treinta, luego de que los gobiernos de la Revolución se habían mostrado incapaces de satisfacer las reivindicaciones de tierra, libertad y justicia para todos los mexicanos, algunos sectores nacionalistas de las sociedades norteñas vieron en el relativo éxito de la colonia china el objeto adecuado donde descargar la frustración y el descontento popular, al mismo tiempo que mediante la manipulación de los prejuicios raciales -existentes ya desde finales del siglo XIX- fomentaban la unidad nacional: el repudio al extranjero "perverso" reforzaba la identidad de los mexicanos, que en el odio antichino encontraban la placentera sensación de pertenecer a un grupo superior.