Guía archivística y bibliográfica para el estudio histórico de Tacuba
La sobresaliente identidad histórica del antiguo señorío de Tlacopan data de la tercera década del siglo XV, cuando absorbió los dominios tepanecas enseñoreados por Azcapotzalco. Campos y bosques fueron explotados y trabajados por grupos de origen otomí que controlaron a los habitantes y crearon una nueva jurisdicción.El singular empuje agrícola y cultural de Tlacopan, aunado a su situación geográfica, llevó a los españoles a interesarse en esas tierras y en sus habitantes. Por una parte, la zona que hoy conocemos como Tacuba constituía el enlace natural entre tierras tarascas y nahoas, y por otra parte podría proveer alimentos, materiales y mano de obra para la ciudad de México. Indios y españoles proyectaron a los pueblos de Tacuba hacia un nuevo ámbito de desarrollo. El mundo novohispano aprovechó los productos y el trabajo de Tacuba, cuya riqueza agrícola, artes anal y minera jugó un papel relevante en la construcción de la capital. Tacuba se enriqueció con molinos, haciendas y nuevas poblaciones que, con sus ermitas, conventos e iglesias, forman parte de su rico patrimonio cultural y artístico. Con la cristianización llegaron nuevas formas de socialización, como cofradías y hermandades, que tuvieron gran trascendencia. La devoción a algunas de las imágenes religiosas se extendió hacia ámbitos muy amplios y se ha perpetuado hasta hoy. En este libro se han reunido una serie de claves de acceso a la investigación de todo ello, y mucho más. Seguramente la labor de Araceli Peralta Flores y Rubén Manzanilla López redundará en mejores estudios sobre la historia virreinal de Tacuba y su génesis hacia la modernidad.