El último viaje de la fragata Mercedes
Los lazos entre España y América quedaron marcados perennemente, entre otros múltiples fenómenos, por las incontables hazañas transcurridas en los mares que, durante tres siglos, fueron protagonizadas en carabelas, naos, urcas, galeones, fragatas y otras embarcaciones corno navíos de línea, donde se transportaron todo tipo de documentos de fundamental importancia, personas y tesoros, mercaderías y cargamentos diversos. La exposición El último viaje de la fragata Mercedes permite vislumbrar la riqueza cultural que encierra un naufragio; verdadera cápsula de tiempo donde se resguardan fracciones determinadas de grandes proyectos, en espera paciente de ser descubiertas para revelar sus secretos largamente escondidos. La fragata española Nuestra Señora de las Mercedes, también llamada La Mercedes, fue construida en astilleros cubanos hacia 1786 y hundida en aguas portuguesas en 1804. Una parte del mundo que transportaba llega a nuestro país bajo la forma de instrumentos de navegación, material bélico, monedas y enseres de uso cotidiano, tras haber permanecido por más de doscientos años en el fondo del oceano. después de haber sido descubierta por buscadores de tesoros y recuperada por España al finalizar un complejo y prolongado litigio internacional. La postura de México y la labor del Instituto Nacional de Antropología e Historia se orienta claramente hacia la defensa del patrimonio cultural que yace en las aguas nacionales, tanto marinas como continentales. La riqueza y variedad de este legado lo señala como uno de los más interesantes e históricamente valiosos del mundo, y por ende, es blanco constante de la avidez por descubrirlo para lucrar con sus contenidos. Las estrategias para desalentar a los caza-fortunas han sido arduas pero colmadas de oportunidades para demostrar que el patrimonio cultural sumergido no debe venderse ni negociarse, sino ser protegido, investigado, conservado y objeto de amplia difusión. E! último viaje de la fragata Mercedes llega a México y constituye una muestra más de la amistad de dos naciones que son parte de los diez primeros signatarios de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático 2001, la cual ofrece un marco jurídico y científico de cooperación en este campo.