La práctica de la comunidad Representación, ritual y reciprocidad en la sierra totonaca de México
Liberalismo económico, moderno medios masivos de comunicación y nuevos movimientos religiosos y políticos han alcanzado incluso las más remotas, áreas de México, y las tierras altas del norte de Puebla no son la excepción. Cuando esto coincide con infraestructuras recientes, tales como caminos, electricidad y nuevas fuentes de ingreso provenientes de la producción de cultivos comerciales y de la migración urbana, la naturaleza de las comunidades rurales cambia rápidamente.Este estudio muestra como la gente de Nanacatlán, pueblo enclavado en la sierra totonaca, hace frente a su cada vez más multiforme y diferenciado entorno local. Desarrollando historias, rituales e intercambios, han contrarrestado las fuerzas centrífugas sociales y culturales. En lugar de conducir a la desesperación de la comunidad, tanto la modernización como la globalización parecen haber reforzado el sentido de pertenencia. ¿Cómo es esto posible?Este análisis antropológico señala los esfuerzos simultáneos de los nuevos y los viejos intermediarios culturales "especialistas del rito y curanderos, así como jóvenes migrantes- quienes (re)crearon la comunidad ligando el mundo exterior con las costumbres locales. Sus iniciativas fueron tomadas por las mujeres que son cruciales para la construcción de la comunidad a través del intercambio de alimentos elaborados, y por los hombres cuya participación es fundamental para la vida ritual común. Sus esfuerzos crearon una comunidad viva ligaron el pasado del pueblo con su presente y su futuro, mitad rural, mitad urbano, como un lugar de pertenencia en tiempos de cambio.