Este singular vaso modelado en la llamada cerámica anaranjado fino, seguramente procedente de la costa del Golfo, fue descubierto junto a otro recipiente de similares características muy cerca del monolito de Coyolxauhqui. Ambos presentan una delicada decoración en relieve que recrea imágenes de deidades. Este recipiente fue usado a manera de urna funeraria. En su interior fueron depositados huesos quemados y cuentas en forma de cabezas de pato talladas en obsidiana. La imagen que decora el vaso es la representación del dios de la guerra de los mexicas, Huitzilopochtli, “el espejo humeante”, quien porta su armamento característico: en su mano izquierda sostiene el átlatl o lanzadardos y en la derecha los dardos.