Después de un paréntisis, abrimos en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo una muestra con 95 obras del artista ruso-estadounidense Boris Lurie, por medio de las cuales podemos emprender un viaje y una mirada, no complaciente, que nos propone que el olvido de los horrores del fascismo es la inminencia de error que se repite.

Hoy, esta significativa exposición teje redes y resonancias con el Instituto Nacional de Antropología e Historia en las que visibilizar la discriminación, el racismo, la segregación y la violencia a través de los ámbitos plásticos, artísticos y académicos; es una tarea sin herramientas y hechos históricos para que procesos ominosos no se repitan nunca más; las raíces olvidadas del pasado serán siempre justicia pendiente en nuestro presente.