Las características de los empresarios mineros y el papel del Estado en la minería son los temas que se abordan en este segundo volumen de la serie I Reunión de Historiadores de la Minería Latinoamericana. Una de las principales interrogantes que está presente en la mayoría de los trabajos aquí reunidos es: ¿por qué la explotación de los recursos minerales no logró convertirse en palanca para la industrialización, a pesar de haber constituido uno de los ejes de la economía en diversos momentos? Muñoz Correa explica cómo el carácter azaroso de la minería llevó a los empresarios a desarrollar simultáneamente otras actividades que permitieran financiarla. Entre tales actividades se contaba a menudo el agio y la especulación, lo que habla de individuos más interesados en las ganancias fabulosas y a corto plazo que en el desarrollo de la industria minera. Un caso representativo es el del inversionista inglés Francisco Murphy, cuya historia reconstruye Anne Staples. Para González Deluca, el capítulo de la historia minera venezolana que va de 1860 a 1880 gira en torno a un elemento clave: ante la ausencia de una clase social capaz de iniciar la modernización, se hace recaer en el estado el papel fundamental como impulsor del progreso. La participación del estado en la promoción de la minería, prosiguen Curvel y Reinhart, debe estudiarse no sólo a partir de factores internos sino también de factores externos; su examen de las estrategias del gobierno chileno desde la perspectiva del desarrollo de la industria del cobre a nivel mundial ejemplifica su propuesta metodológica. Las disposiciones estatales en materia de beneficio de minerales configuran el derecho minero, cuya evolución histórica en México es el tema que trata FedericoKunz en el trabajo que cierra esta antología.