Del vocablo polis a la palabra policía hay una larga historia. El primero refirió al espacio de civilidad y democracia en el ágora; siglos después derivó en trama del buen gobierno, para leugo desplazar su sentido a cuerpo de seguridad y vigilancia. Siguiendo el carácter historiográfico de las prácticas policiales, los ensayos que conforman este libro analizan esas experiencias en México desde finales de la época virreinal hasta el periodo posrevolucionario. De la reestructuración territorial urbana del periodo borbónico al surgimiento de cuerpos especializados durante el último tercio del siglo XIX, las prácticas policiales plantean al historiador el reto de comprender las signularidades que cada periodo y espacio han dejado al poder policial. Esto es, las diferencias en los alcaldes de barrio, gendarmes municipales o agentes confidenciales complementan nuestro entendimiento del orden y del poder policial. Aunque originales y sugerentes, las tramas y problemas desarrollados aquí por los colaboradores son apenas una contribución al estudi sistemático de la policía de nuestro país.